1ERA EPÍSTOLA A TIMOTEO CAPÍTULO: 1 ESTUDIO BIBLICO

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  • Jesús dijo que la condición para conocer la verdad que nos hace libres, era permanecer EN SUS PALABRAS Él no habló de las palabras de nadie más:
    “Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra (…) conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres” (Juan 8:31-32).

    De hecho, advirtió que nos cuidáramos de dejarnos engañar por las palabras de los falsos profetas que habrían de venir después de su partida, los cuales se presetarían en nombre de él como 'ungidos', y engañarían a muchos: “Cuiden de que nadie los engañe, porque vendrán muchos en mi Nombre, diciendo: ‘Yo soy un ungido’, y engañarán a muchos.” (Mateo 24:4-5. Versión Peshita).

    jose zaphnatpanea 2 de novembro de 2022 22:55 Responder
  • ¿PABLO? ¿O JESÚS?

    1) ¿CUÁL DE ESTAS DOS ES LA PALABRA DE DIOS? Toma una Biblia, y ábrela en Romanos 10:9-10. Allí podrás leer a Pablo asegurando que para ser salvo, basta con creer que Jesús resucitó, y confesar que él es el Señor; nada más: “Si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación.”

    Pero luego ábrela en Mateo 7:21, y encontrarás a Jesús diciendo que para poder entrar al reino de los cielos, no basta con confesarlo como Señor; también hay que hacer la voluntad de Dios: “No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.”

    Continuando con Lucas 6:46, en donde Jesús enseña que esa confesión verbal debe ir siempre acompañada de obediencia a sus palabras: “¿Por qué me llamáis, Señor, Señor, y no hacéis lo que yo digo?” De lo contrario, como verás en Mateo 15:8-9, cualquier confesión verbal del nombre del Señor es absolutamente vana, y considerada nula por Dios, si el corazón del que hace tal confesión está lejos del Señor, debido a que no se rige por los mandamientos de Dios, sino que prefiere seguir los mandamientos de los hombres: “Este pueblo de labios me honra; mas su corazón está lejos de mí. Pues en vano me honran, enseñando como doctrinas, mandamientos de hombres.”

    Además, en Marcos 1:15 verás también que Jesús nunca dijo que para ser salvo había que creer que Dios lo levantaría de los muertos. Lo que él dijo es que había que creer en el evangelio que él predicaba; es decir, en lo que él enseñaba que debíamos hacer para ser salvos: “Jesús vino (…) predicando el evangelio del reino de Dios, diciendo: el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el evangelio.”

    Así que aquí ya tenemos dos visiones distintas acerca de las condiciones para ser salvo, y ambas no pueden ser ciertas al mismo tiempo. Una tiene que ser la que está correcta, y la otra, la equivocada.

    ¿PABLO? ¿O JESÚS?

    2) ¿CUÁL DE ESTAS DOS ES LA PALABRA DE DIOS? Ahora, si la abres en Efesios 2:8-9, puedes leer que la salvación es por una gracia incondicional de parte de Dios para con los hombres, y que para ser salvo, solo basta con ‘creer’, y no es necesario ‘hacer’; ya que según Pablo, las obras no tienen incidencia alguna en la salvación: “por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe.”

    Pero curiosamente, puedes leer los 4 evangelios completos, y te sorprenderá descubrir que en ninguna de todas sus prédicas y enseñanzas, el Señor utilizó jamás la palabra ‘gracia’, (aunque en ciertas traducciones aparece una sola vez en Mateo 10:8, no está relacionada con la salvación, y tampoco con el sentido con el que la utilizaba el autor de Efesios. “Sanad enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos, echad fuera demonios; de gracia recibisteis, dad de gracia”).

    Y si después la abres en Santiago 4:6-7, verás que la gracia de Dios no es incondicional, sino que está condicionada a cierta actitud por parte del receptor de dicha gracia; en este caso, la humildad; y que este favor divino no se recibe gratuitamente así porque sí, sino que hay que procurarlo: “Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes. Someteos, pues, a Dios (…) Acercaos a Dios (…) Humillaos delante del Señor.” Eso con respecto a la gracia.

    Y con respecto a la fe sin obras, si consultas en Santiago 2:14, verás que en abierta oposición a lo que escribió Pablo a los Efesios, Santiago dice que una fe sola, sin ser acompañada de obras, no puede salvar absolutamente a nadie: “¿De qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras? ¿Podrá la fe salvarle?”; confirmando las palabras de Jesús, cuando dijo que la admisión al reino de los cielos no depende solo de que uno crea, sino también de lo que uno haga.

    Y si abres la Biblia en Juan 10:27-28, verás a Jesús indicando que él concede la vida eterna únicamente a aquellos que no solo oyen su voz, sino que además le obedecen y le siguen: “Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, y yo les doy vida eterna.”

    Nuevamente nos encontramos con posturas distintas, y todas no pueden ser ciertas al mismo tiempo. Una tiene que ser verdad, y la otra mentira.

    ¿PABLO? ¿O JESÚS?

    3) ¿CUÁL DE ESTAS DOS ES LA PALABRA DE DIOS? Y si lees detenidamente los que para muchos cristianos es el fundamento de la doctrina de la salvación, me refiero a Romanos 10:9-10 y Efesios 2:8-9, te darás cuenta que en ninguno se menciona jamás el arrepentimiento como condición indispensable para ser salvo.

    Sin embargo, el mensaje que Jesús predicó de principio a fin fue precisamente ése. Sus primeras palabras fueron: “el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el evangelio.” Más tarde dijo: “Si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente.” (Lucas 13:3, 5). Y después de resucitar añadió: “Era necesario (…) que en su nombre se predicara el arrepentimiento para el perdón de los pecados a todas las naciones.” (Lucas 24:46-47 LBLA).

    Así que aquí ya tenemos otra diferencia abismal entre ambos mensajes. Y como ambos no pueden estar en lo correcto al mismo tiempo, uno tiene que ser cierto, y el otro falso.

    ¿PABLO? ¿O JESÚS?

    4) ¿CUÁL DE ESTAS DOS ES LA PALABRA DE DIOS? Si lees el libro de Hechos, encontrarás un relato en donde un carcelero preguntó qué debía hacer para ser salvo, y Pablo le respondió: “Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa” (Hechos 16:31); dando a entender que si él creía, tendría la garantía de que no solo él, sino también toda su casa o familia sería salva.

    Pero si lees el Evangelio según Mateo 10:34-36, comprobarás que eso contrasta abiertamente con lo que enseñó Jesucristo, cuando dijo: “No penséis que he venido para traer paz a la tierra; no he venido para traer paz, sino espada. Porque he venido para poner en disensión al hombre contra su padre, a la hija contra su madre, y a la nuera contra su suegra; y los enemigos del hombre serán los de su casa.” Otra vez dos posturas distintas, y no pueden ser ciertas al mismo tiempo. Una tiene que ser la verdad, y la otra mentira.

    jose zaphnatpanea 2 de novembro de 2022 22:55 Responder
  • ¿PABLO? ¿O JESÚS?

    5) ¿CUÁL DE ESTAS DOS ES LA PALABRA DE DIOS? Pero hay más. Si abres la Biblia en Romanos 5:9, verás que Pablo insiste en que para ser salvo de la ira de Dios, basta con haber sido justificado por la sangre de Cristo, y nada más: “Estando ya justificados en su sangre, por él seremos salvos de la ira.”

    Pero si lees lo que dice en Juan 3:36 (Biblia Textual), y en Mateo 5:20; 13:47-50; 41-43; 25:46, encontrarás a Jesús enseñando que para escapar de la ira de Dios, no basta con haber sido justificado; también hay que obedecerle a él; ya que no son ‘los justificados’ los que se salvarán, sino solo ‘los justos’, o aquellos que practican la justicia. Los demás serán echados al infierno: “Os digo que si vuestra justicia no fuere mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos.”

    “El reino de los cielos es semejante a una red, que echada en el mar, recoge de toda clase de peces; y una vez llena, la sacan a la orilla; y sentados, recogen lo bueno en cestas, y lo malo echan fuera. Así será al fin del siglo: saldrán los ángeles, y apartarán a los malos de entre los justos, y los echarán en el horno de fuego; allí será el lloro y el crujir de dientes.”

    “Así será en el fin del siglo: Enviará el Hijo del Hombre a sus ángeles, y recogerán de su reino a todos los que sirven de tropiezo, y a los que hacen iniquidad, y los echarán en el horno de fuego; allí será el lloro y el crujir de dientes. Entonces los justos resplandecerán como el sol en el reino de su Padre.” “Irán éstos al castigo eterno, y los justos a la vida eterna.” Nuevamente, dos mensajes distintos que ambos no pueden ser ciertos al mismo tiempo. Uno tiene que ser verdad, y el otro falso.

    ¿PABLO? ¿O JESÚS?

    6) ¿CUÁL DE ESTAS ES LA PALABRA DE DIOS? Por el contrario, ¿qué encuentras si abres la Biblia en Romanos 3:10? ¡Nada menos que a Pablo afirmando que no existen los justos, y que eso está escrito!: “Como está escrito: no hay justo, ni aun uno.”

    Pero si la abres en Mateo 5:45; 9:13; 10:41; 13:17, 43, 49; 23:29, 35; 25:37, 46; Marcos 2:17; Lucas 5:32; 14:14; 15:7, verás que Jesús hace referencia a los justos nada menos que 14 veces en los Evangelios; sin contar lo que dijo en Apocalipsis 22:11: “el que es justo, practique la justicia todavía.” Cuesta creer entonces que pueda ser cierto lo de que no existe ni siquiera un justo.

    ¿Y qué de lo que dice en 1° Juan 3:7? Allí el apóstol Juan escribió: “Nadie os engañe; el que hace justicia es justo”; demostrando no solo que hay gente justa, sino advirtiendo que si alguien afirma lo contrario, como es el caso del autor de la epístola a los romanos, ¡nos está engañando!

    Y a propósito de eso de que ‘está escrito’ que no hay justos, tampoco es cierto. Esa cita no aparece en el Salmo 14:3; el pasaje al que el autor de Romanos está haciendo referencia. Lo que allí dice es que “no hay quien haga lo bueno” pero entre aquellos que niegan la existencia de Dios; y no que ‘no hay justo’.

    Así que esa afirmación de que ‘está escrito’ lo de que ‘no hay justo, ni aun uno’, tampoco es cierto. De hecho, solo dos versículos más abajo del pasaje que el autor de Romanos tergiversó, dice: “Dios está con la generación de los justos.” (Salmo 14:5). ¿Cómo pues no hay justos?

    ¿PABLO? ¿O JESÚS?

    7) ¿CUÁL DE ESTAS ES LA PALABRA DE DIOS? No obstante, si abres la Biblia en Romanos 3:28, verás que Pablo nuevamente afirma que uno es justificado ante Dios solo por la fe, y no por sus obras: “Concluimos, pues, que el hombre es justificado por fe sin las obras de la ley”, respaldando su teoría al citar únicamente el caso de Abraham, quien “creyó a Dios, y le fue contado por justicia” (Gálatas 3:6), pero ocultando intencionalmente el caso que citaremos a continuación.

    Pues si la abres en Salmo 106:30, leerás sobre Finees, quien “se levantó (…) e hizo juicio, (…) y le fue contado por justicia de generación en generación para siempre”; demostrado que Dios justifica no solo a aquel que le cree, sino que también le obedece y actúa en justicia; lo cual tiene respaldo en lo que dice en Santiago 2:24, en donde Pablo afirma que “el hombre es justificado por las obras, y no solamente por la fe.” Exactamente lo contrario a lo que dice el autor de Romanos. Otra vez, dos posturas opuestas. Y no pueden ser todas ciertas al mismo tiempo. Una tiene que ser verdad, y la otra mentira.

    ¿PABLO? ¿O JESÚS?

    8) ¿CUÁL DE ESTAS ES LA PALABRA DE DIOS? Ahora abre la Biblia en Romanos 6:23 donde Pablo dice que la vida eterna es un regalo de Dios: “La paga del pecado es muerte, más la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.” Lo mismo que en Efesios 2:8-9; donde afirma que la salvación es un don; dando a entender implícitamente que uno no necesita hacer nada más que creer en Jesucristo para obtenerla.

    Y esto, contradiciéndose a sí mismo cuando escribió que “Dios (…) pagará a cada uno conforme a sus obras: vida eterna a los que, perseverando en bien hacer, buscan gloria y honra e inmortalidad.” (Romanos 2:5-7). Y también lo que dijo acerca de la mujer, la cual según él: “se salvará engendrando hijos, si permaneciere en fe, amor y santificación, con modestia.” (1° Timoteo 2:15).

    Ahora, si la abres en Lucas 21:19, encontrarás a Jesús enseñando que la salvación del alma no es ni un don, ni una dádiva; sino algo que hay que ganarse con paciencia y perseverancia: “Con vuestra perseverancia ganaréis vuestras almas.” La palabra griega ‘ktáomai’, traducida aquí como ‘ganar’, significa ‘adquirir’, ‘conseguir’. O como dice en la Biblia de Jerusalén: “Con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas.” ¿Cuál de las dos posturas será la correcta, y cuál la equivocada?

    jose zaphnatpanea 2 de novembro de 2022 22:55 Responder
  • Ame

    Javier Neira 2 de novembro de 2022 22:55 Responder
  • Gracias a Dios por este estudio biblico es muy claro .

    feliciano quispe 2 de novembro de 2022 22:55 Responder

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